El pasado día dos de febrero, Víctor Ceruelo, gerente de Tangram Solutions, lanzaba en LinkedIn la siguiente cuestión: «¿Por qué no somos capaces de tener una producción entera de animación hecha en España?» A la que, en menos de una semana, han visto aproximadamente más de mil cuatrocientos profesionales del sector, uniéndose a esta preocupación y manifestando sus deseos de buscar soluciones a esta cuestión.
Casi de forma automática, se fue generando un círculo de importantes profesionales que deseaban poner sobre la mesa su visión de la situación del mercado de la animación en España, por lo que decidieron “quedar para tomar un café” y comentarlo personalmente. La inquietud generada por la cuestión acabó siendo un polvorín en llamas, y el café entre cuatro amigos acabó siendo una reunión (eso sí, con café incluido) en la Academia de Cine – que amablemente cedió una de sus salas – con más de veinte profesionales del sector de la animación, entre productores ejecutivos, animadores, fabricantes, distribuidores de software y hardware, directores de centros de formación, entre otros. El objetivo: averiguar qué está pasando en este mercado y buscar soluciones de colaboración entre todos para que no sólo los proyectos sino también los grandes talentos del 3D no tengan que salir fuera de España para triunfar.
A este encuentro acudieron, además del anfitrión y causador de este revuelo, Víctor Ceruelo, productores como Ángel Blasco (Filmayer), Gustavo Ferrada (Productor Ejecutivo de Futbolín), Bruno Muniesa (Zinkia), Manuel Cristóbal (Productor Ejecutivo de «Arrugas»), Sergio Pablos (The SPA), Guillermo Velasco (Big Bang Box), así como otros grandes profesionales de la animación como Gabriel García Roy (La Terminal Studios) y Gerardo Álvarez (El Viaje Imposible); los representantes de empresas más técnicas del sector como Rafa Grimán (Bull HPC), Antonio Campos (Secuoya), Jorge Bazaco (Solid Angle), Jean-Marc Sauvetre (Autodesk), José Ángel Palacio (Techex), Fernando Linares (Summus), Gustavo Sánchez (Next Limit) y, representando el sector de la educación, Marco Antonio Fernández (CICE).
Un café muy animado
Aunque el tema tratado parecía tener diversas vertientes, la mayoría de los asistentes han coincidido en los siguientes aspectos fundamentales:
Una de las razones más importantes por las cuales se sacan producciones de animaciones fuera de España, es por las desgravaciones fiscales que se les da a las productoras con sus proyectos. Mientras en países como Australia, Francia o Canadá alcanzan entre un 30 y un 40%, en España no superamos el 18%, aunque en las Islas Canarias se puede lograr porcentajes de un 38%. «Ser competitivos no depende de nosotros, sino de que nos den las herramientas fiscales adecuadas y que sean fáciles de aplicar«, afirmaba Manuel Cristóbal. Ya Ángel Blasco decía que «Cada proyecto de animación que sale en España es un verdadero milagro«. Aun así, se puso en evidencia la intensa labor que lleva a cabo DIBOOS, la Federación Española de Productoras de Animación, que incansablemente persiste en ésta y otras reivindicaciones, además de organizar festivales y muestras de animación para promover el sector.
También han coincidido en que las subvenciones no son suficientes, lo que hace con que muchas de las producciones tengan que buscar también fondos privados. Dichas entidades no siempre están dispuestas a invertir en proyectos que no solo tienen una proyección de entre dos a cuatro años para su ejecución, sino que, además, no permitan unos márgenes fiscales razonables y no garanticen un retorno económico. Según Gustavo Ferrada, «habría que crear una estructura financiera que apoyara este tipo de proyectos«.
En cuanto a la producción en sí, aunque se reconoce el visible talento de la animación española, también se percibe la atomización de los estudios. Desde Autodesk nos afirman que existen en España aproximadamente 260 empresas de animación, pero se conoce muy poca colaboración en los flujos de trabajo entre las mismas, puesto que no suelen tener un volumen de proyectos suficiente. Por esta misma razón, los grandes animadores españoles trabajan de forma intermitente fuera y dentro del país.
Otro factor a tener en cuenta es la distribución de las películas. En muchas ocasiones se ha producido en Asia también por ser “la puerta grande” para poder llegar a más países, ya que en España no hay una estructura sólida de distribución a nivel mundial. “Habría que crear mecanismos que nos permitan acceder al mercado internacional más fácilmente y lograr que los clientes quieran comprar los proyectos antes de empezar con su desarrollo”, resaltaba Ferrada. Según él, normalmente los esfuerzos se centran en conseguir la financiación para el proyecto, pero en realidad el éxito del mismo depende en un 80% de cómo se distribuya posteriormente.
A modo de conclusión, se pactó intentar aunar esfuerzos desde las diferentes ramas de este sector para luchar por condiciones fiscales más favorables para que las películas y series de animación puedan llevar un sello nacional, así como buscar el apoyo de pequeños estudios para fomentar el crecimiento de esta industria. También se propuso que los centros de formación generasen un filtro para detectar talentos entre sus alumnos y presentasen los proyectos seleccionados en eventos profesionales como el 3D Wire.
Por parte de las empresas más técnicas, la propuesta consistió en facilitar al máximo la adquisición o alquiler de hardware o software para la realización de los proyectos.
Con todas estas medidas, lo que se pretende es que la animación deje de ser el hermano pequeño de la industria audiovisual y alcance la estabilidad que favorecería a que se hagan más proyectos dentro del territorio español.
«Este será el primero de muchos desayunos para reimpulsar el sector«, concluyó Víctor Ceruelo.
Para mayor información sobre la animación en España, os recomendamos ver este vídeo realizado gracias al apoyo de ICEX: